
(c) Juan Peláez Gómez
Le gustaba sentir el tacto de aquella carta entre los dedos. Conocía al remitente y sabía a quien iba dirigida. Había deslizado cientos de ellas por la boca del buzón. Intuía que dentro de aquel envoltorio que transportaba cada semana, se desarrollaba la trama de una gran historia.
Con el transcurrir de los años había aprendido a distinguir las letras de aquel hombre. Unas veces eran grandes e hinchadas como soles, llenas de felicidad. Otras pequeñas, cuidada y móviles, idénticas a cometas surcando el sobre y, últimamente, temblonas, surgidas de unos dedos ancianos pero voluntariosos.
Había tardado todo un lustro en darse cuenta de la asiduidad del visitante de papel que se acercaba una y otra vez al buzón de aquella señora. Pero ... SI DESEAS SEGUIR LEYENDO PINCHA EN ESTE ENLACE GRATUITO

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El diablillo que conoció a dios
José encontraba siempre curiosidades, extrañezas, maravillas. Miraba donde los demás no lo hacían. Quizá en los mismos lugares pero de manera diferente. Debajo de la cama se topaba con océanos, veleros, cavernas submarinas que le llevaban al centro de planetas por descubrir. En el fondo de los guardarropas descubría túneles hacia el espacio, naves interestelares y seres de mundos estrafalarios. En los pasillos oscuros los monstruos y las hadas, elfos y magos, dragones y guerreros, se cruzaban en su camino.
Aquella tarde iba a ... SI DESEAS SEGUIR LEYENDO PINCHA EN ESTE ENLACE GRATUITO.
La fuerza de todos los nombres
(c)Juan Peláez Gómez
Allí a la lluvia la nombraban de otra manera. No se veía apenas el otro lado de la carretera. Ni siquiera el fango de la calzada. Todas ellas miraban los árboles próximos que se silueteaban sobre el fondo gris. María da Soledades, Lucia Angelica, Isabeliña do Santos Mares y Maola as Fungairiños i Ascensión, todas ellas mujeres, ninguna, pese a la apariencia de sus nombres, monja. En otro lugar se podrían haber llamado la Vane, la Mari, Lulú, Mimí, Wollena o Maogorzata. Pero ninguna la madam, patrona o jefa, porque esa sólo existe una en cada plaza y en este caso era María as Fundaciones.
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HOMENAJES:
Sobre el cambio. A la cerrada Escuela de Convivencia de Madrid
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Juan Peláez Gómez
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